jueves, 10 de septiembre de 2015

Etapas Del Nacimiento

Para pensar... pero, ¿pensar en qué?

   ¿Qué será aquello tan malo de lo que hablan mis más allegados?. La verdad, desconozco porque apenas estoy naciendo. Recién estoy oyendo, y lo primero que escuché fue la palabra «Derecho» y no quise indagar. 

Con el tiempo noté que por «derecho» en realidad se referían a atribuciones que debo tomar porque al fin y al cabo soy yo quien debe ejercer el derecho del que tanto hablan, del que tanto escucho. Pero apenas soy un recién nacido, no me puedo amargar la existencia tan rápido de esa manera. 


Empecé a ver y lo primero fue un cartel exigiendo «Justicia» y traté de preguntar su significado pero sólo lograba repeticiones airadas una y otra vez de personas que me decían lo importante que era dicho término y de lo poco que había. 


Cuando comencé a sentir pude notar muchos cambios en mí; frío, calor, el viento, el agua, pero no solamente noté cosas de ese tipo, también vi cómo mis derechos se perdían en los que otros proclamaban justicia. 

Me fueron formando y educando a su manera. 

Mis padres pasaron de tener ciertos acentos, a ir moldeándolo a medida de mis primeros días de nacimiento. Me impusieron normas, debo hablarles de ello: normas en las cuales se explicaba cómo debía actuar y qué debía llegar a ser a futuro, cuando creciera. Const... Const... no recuerdo el nombre de aquellos papeles largos y llenos de tinta, como digo, apenas estoy naciendo pero no quiero perderme mucho de lo que les estaba diciendo; llegué a un punto donde no entendía y la verdad, sigo sin hacerlo: 


¿Qué ha pasado con mis derechos en la tierra de la justicia ajena? 


Durante mucho tiempo creí ser yo y todo lo que me rodeaba se regía por esas carticas llamadas magnas pero ahora, sigo sin entender. Partes de mí sienten que deben levantarse y desprenderse buscando nuevas visiones y dimensiones pero las detengo, creo, que con cariño porque no quiero dejar ir de mí lo que con tanto y tan poco he logrado conseguir. 

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Siempre he sido libre pero no siempre quienes han compartido conmigo lo han visto de esa manera y por ende terminan haciendo de mí lo que creen más convenientes, para ellos.

Sé que sigo siendo pequeño pero llegará el momento en que deje de serlo. Yo, al igual que cualquier persona, debe atravesar por las fases de la naturaleza. Sí, la bendita naturaleza a la que tanto le huyen por temor a no ser recordados y que el tiempo los entierre sin ser atropellados pero irreversible es el caso, sus ansias los van llevando a su desenlace tontamente trazado por sus propias manos.


Nacemos, nos golpeamos -me golpeo como lo hago ahora- y luego entramos en la juventud, etapa de dolencias que llevaron a palabras bonitas llamándola adolescencia. A mitad de camino llegamos a la etapa donde podemos razonar más, nuestros niveles de coherencia están más coordinados... y, ¿luego? en mi caso, no moriré como hacen los individuos, en mi caso seguiré coherente y razonable, medido y cauteloso, siendo un país fuerte y celoso de los que conmigo quieran emprender este viaje de desarrollo natural, político y social con libertad, derecho y justicia. 


                                                                                                                                                                                                                          - Venezuela